Orar es hablar humildemente con Dios; hay que orar a Dios con regularidad. Si lo hacemos nos sentiremos allegados a El como a un amigo muy querido.
Orar con el corazón es un don del Espíritu Santo y debemos pedirlo. La oración con el corazón cambia a la persona, a través de la acción del Espíritu Santo.
La oración de corazón proporciona descanso y paz al alma, sana a los enfermos, convierte a los que odian y promueven la violencia, da la fortaleza de aceptar cualquier sufrimiento como fuente de redención.
Cuando ores debes hacerlo con humildad, fe y sinceridad. Solo entonces contestará Dios tus oraciones.
La Fe es la virtud más necesaria porque es la base de la religión. “Sin Fe es imposible agradar a Dios”.
Hechos 11:6 “Pero sin la fe es imposible agradarle pues nadie se acerca a Dios si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan”.
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